
manchadas, desteñidas
centanarias testigos
del devenir diario...
vidas teñidas en sepia
de personas que nos miran
como espectros del pasado,
instante congelado en el tiempo
de cuando una fotografía
llegaba a ser certificación
de una existencia
cuando inmortalizarte
en una imagen
suponía toda una fiesta
Mis ojos se recrean
en los pequeños detalles
que nos dicen sin hablar
infinitas cosas de esos días...
¿Que tendrán esas fotografías?
Que las miro y a mi mente
acuden fantasmales evocaciones...
Quizás sea cierta la leyenda
de que en cada foto
un pedazo de nuestra alma
queda atrapada en el papel...
in eternum.
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