
un silencio sepulcral
sobrevolo mi existencia,
enmudeció mi alma,
altos muros de indiferencia
interpuse entre el mundo y yo.
Mi caminar se hizo cansino...
la soledad se convirtió
en compañera inseparable,
recuerdos de otras batallas
golpean mi mente
martirizando mi corazón.
Fantasmas,
que como jinetes del apocalipsis,
acuden en las noches
para arrastrarme
a profundos abismos
de sinrazón y dolor.
Tarde...tal vez
entendí que las derrotas
no tienen enmienda
y todo se apuesta
a una sola baza...
blanco o negro,
ganas o pierdes,
todo o nada.
No supe reaccionar a tiempo
con todas mis fuerzas quizás
y me costo la vida,
pague con mis esperanzas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario