La Voz de mi alma secreta e inmortal me dijo:
Déjame entrar en el Sendero de la Oskuridad, y por ventura
que encontrare la Luz.
Soy el único ser en un abismo de oskuridad, de un abismo de oskuridad salí antes de nacer, del silencio del sueño primordial.
Y la Voz de las edades respondió a mi alma:
Yo soy Aquel que se formula en la oskuridad, la Luz que brilla en la oskuridad, aunque la oskuridad no la comprende.

domingo, 16 de diciembre de 2012

languidecer


Y en su soledad...se pregunta que debió ser el motivo que provoco tan largas ausencias...
sabe de hogueras que el tiempo entibia...no así su caso, porque su constancia y entrega es como al principio...
hay gestos que solo se pueden traducir como un alejamiento lento pero inexorable...
justificas que el contacto sea leve y distanciado con mil argumentos que en el fondo te dicen que quien quiere puede...tan solo la sed hace que vayas a la fuente...
y quizás ya no encuentra dulce ese agua... y transite por lugares mas atrayentes...duele ser testigo de este languidecer...duele vibrar a frecuencia disociada
que el cuervo inmutable permanecerá...posado en la lapida vera miles de ocasos fundir noche y claridad y su tristeza en duro temple tornara...
porque el destino de un cuervo es la soledad...y la lealtad su bandera...¿quien se apiadara de su existencia? ¿quien recogerá dulcemente en sus manos los kristales que broten de su corazón?...
como rubíes...lágrimas de sangre...en las que expirara su vida lentamente....

equilibrio


Frágil es el equilibrio en el que se asienta mi alma, sin el cual la calma escapa, y el caos se libera para imponerse en cada parte de mi ser...
búsqueda incansable del centro, ordenando elementos para una equitativa correspondencia entre ellos, me asalta la incertidumbre y el lamento tiñe de oskuro mis pensamientos....
justificaciones, argumentos, renuncias a tus credos...de nada valen las excusas, malabarista de futuros inciertos son tus dones...
por mas que razones intentes obtener de nada te sirven, que intuyes el triunfo, aquel que te hará alcanzar ese lugar donde nada pueda perturbarte, donde reine el silencio y no necesites nada que no exista ya en tu interior...

martes, 11 de diciembre de 2012

dulce prisión


abrazos que funden, protegen, aislan de un mundo no deseado alzándote a espacios intemporales donde el sutil lenguaje de dos almas se hace patente...
en tus brazos abandono cualquier impulso de lucha, porque en ellos hallo el refugio que de niña tuve una vez....
dejame sentir el calor de tu cuerpo y oiga latir tu corazón, que esa muestra de vida me estremezca y contagie todo mi ser...
y así fundida en tu abrazo, retomaremos el camino estelar que nunca debimos abandonar y un universo colorido y luminoso nos acojerá....
que tus brazos sean mis carceleros, que prisión mas dulce no he de encontrar.....que deseo vivir en ellos y a la muerte en su lazo esperar.....

sueño invisible de una musa


Una vez más, tus alas surcan los límites de mi nombre. Encendiendo con tu hádico fuego las llamas neuronales de otra mística inspiración. Más oscuras que cualquier arcano son tus palabras; aquellas que susurras en estos adentros; donde la desolación sólo ha dado paso a tus sombras. Vértigos y visiones son tus dones más preciados. Estas pesadillas dulces con las cuales me has hecho ser poeta, portadoras son de un antiguo culto de poderes sin nombre.  Nacida eres de esa estrella cuyo nombre sólo mi alma conoce. A la cual se accede sólo a través de una tumba interior; donde un frió fúnebre ha esculpido los mantrams de una civilización estelar.



Heme aquí, cantando ahora los hechizos de invisibilidad que mi corazón conoce. Heme aquí, frente a esta tumba de alguien que fui en un remoto pasado. Déjame arder contigo y el sagrado fuego. Déjame nacer en ti misma. Invisible, como los besos de tus designios más sacros. Vivir en ese parnaso ultra espiritual de tus labios, donde sólo caben almas que al igual que yo, viven con sus corazones sangrantes y putrefactos; heridas por todos los misterios cósmicos que nos insufló tu Ser.



Ven y escupe sueños sobre mi rostro, vomita secretos en mi piel. No dejes tampoco de incendiar de pasión todo rincón de mis pupilas. Sabes ya lo que quiero; perderme para siempre en esos sueños que son tuyos; ser invisible a otros mortales por la magia de tus versos. Atravesar sin temblar todos los abismos hacia tu morada. Ese será mi último ritual, después, desfallecerá toda llama de humanidad, por el trascendente salto de fundirme dentro de tu alma. Dentro de esa estrella donde guardaré los sueños que de niño me otorgaste. Y a los otros magos que heriremos con esta oscura daga, el día que despierten en las pestilentes sabanas de este sueño llamado realidad.

ana


Ana no duerme,
espera el día
sola en su cuarto
Ana quiere jugar.
Sobre la alfombra,
toca su sombra,
cuenta las luces,
mira la gran ciudad.
Ana no duerme
juega con hadas
tal vez mañana
despierte sobre el mar, el mar,
sobre el mar, el mar.
Ana de noche
hoy es un hada
canta palabras
canta y se torna en luz.
Sobre la alfombra
toca su sombra
cuenta las luces
mira la gran ciudad.
Ana no duerme
juega con hadas
tal vez mañana
despierte sobre el mar, el mar,
sobre el mar, el mar.

laberinto


Una no se da cuenta cuando entra en el laberinto del horror y una vez dentro la salida se convierte en un misterio.
Por ello , perdida en cada uno de sus recodos piensas que estas condenada por vida,
hasta que quizás un día, un rayo de luz te ilumine la salida...

derviches


Y los derviches danzan girando como peonzas en eterno movimiento, buscando la unidad con Dios. La canción hipnótica en su ritmo, hace que el trance surja rápidamente...y me eleva sobre esta realidad, percibiendo mi entorno de forma diferente.
De repente todo dejo de tener valor...el tiempo se detuvo y una sensación infantil me invadió de nuevo, cuando lo único importante era respirar, sentir y fundirse con el sol en la contemplación diaria de su rojo atardecer.
Vuelvo a observar los derviches danzar y los veo flotar etéreos sobre el escenario, como planetas alrededor de un astro, todo esta medido, nada se deja al azar...como en el universo...

lunes, 10 de diciembre de 2012

El Dios Esquizoide


En el laboratorio privado que la práctica de la psiquiatría le había posibilitado construir, equipar y mantener, el Dr. Carlos Moreno había concluido ciertas preparaciones que  apenas estaban de acuerdo con las enseñanzas de la ciencia moderna. Para dichas preparaciones él había extraído instrucción de antiguos grimorios, legados por ancestros que habían provocado la furia patriarcal de la Inquisición española. Pero de acuerdo a una leyenda más bien escurridiza, otros de sus antepasados engrosaron las filas de la Inquisición.
  Él había despejado los equipos del obstruido piso al final de la larga habitación, dejando sólo un inmenso globo de cristal que sugería un acuario. Alrededor del globo trazó con un cuchillo consagrado, el arthame del hechicero, un círculo inscrito con pentagramas y los diferentes nombres hebreos de la Deidad. También, a una distancia de varios pies, un pequeño círculo inscrito de manera similar. Usando una túnica negra sin mangas y sin costuras, se ubicó dentro del círculo protector más pequeño. El Doble Triangulo estaba estampado sobre su pecho y su frente, forjado perfectamente de varios metales. Una lámpara de plata, con el mismo símbolo esculpido, proporcionaba la única luz colocada sobre un pedestal a su lado. Aloes, alcanfor y estoraque, ardían en incensarios colocados sobre el piso alrededor de él. En su mano derecha sostenía el arthame; en su izquierda, un báculo de avellano con un núcleo de hierro magnetizado.
  Al igual que el Dr. FaustoMoreno diseñó una invocación al Demonio. Pero no con el mismo propósito que inspiró a Fausto. Reflexionando larga y profundamente sobre los angustiosos misterios del cosmos, y la discrepancia entre el Bien y el MalMoreno finalmente concibió una explicación que era asombrosamente simple. Pudiera existir —él razonó— sólo un Creador, un Dios, que fue o es primordialmente benigno. Y aún así, todas las evidencias apuntan a la co-existencia de un principio creativo maligno, un Satanás. Dios, por lo tanto, debe ser una personalidad dual o fragmentada, una especie de Jekyll y Hyde, que en ocasiones se manifiesta como el Demonio. Esta dualidad, Morenoargumentó, debe ser una forma de lo que comúnmente se conoce como esquizofrenia. Él tenía una profunda creencia en la eficacia del tratamiento con electroshock para tales desordenes. Si Dios, en su manifestación malvada, pudiera ser confinado y sometido a tratamiento, una cura podría resultar de ello. De esa manera, los confusos problemas del universo se resolverían ellos mismos, con una Deidad sana y no semidiabólica.
   El globo de cristal, construido especialmente a un gran costo, contenía a un lado aparatos eléctricos diseñados por el mismo Moreno. La máquina, mucho más compleja que el aparato portátil usado en el tratamiento de electroshock, podía liberar un poderoso voltaje, suficiente para electrocutar a todos los presidiarios de la cárcel de un estado. Moreno consideró que una fuerza menor no hubiese podido descargar el shock necesario para la cura del Sersobrenatural. Él había memorizado un antiguo conjuro para la llamada del Demonio y su confinamiento dentro de la botella. El globo funcionaría admirablemente en sustitución de la mencionada botella.
  El conjuro era una mezcla bastarda de griego, hebreo y latín. Su exacto significado es dudoso. Estaba lleno con términos tales como Eloha,TetragrammatonKis-ElijonElohimSaday y Zebaoth, los nombres de Dios. La palabra Bifronte, aparecía varias veces. Este era sin lugar a dudas unos de los numerosos nombres del Demonio. Pero sólo podría haber un Demonio. Morenodespreciaba como infantilismos aquellos tratados demonológicos que poblaban el Infierno con una multitud de espíritus demoniacos, teniendo cada uno de ellos su propio nombre, rango y oficio. De manera que todo estaba listo. Con una voz firme y sonora, que bien podría haber sido la de un sacerdote cantando la misa, él comenzó a recitar el conjuro. Cuando la invocación fue proferida, Bifronteestaba ocupado en amoroso cortejo con la diablilla llamada Foti. Al igual queJanus, él poseía dos caras; y también múltiples miembros. Ya que la misma Fotiestaba formada de una manera particular, el acto del amor era bastante complicado. Bifronte comenzó a desenvolver sus miembros del cuerpo de la diablilla:
  —Algún maldito hechicero se ha apoderado de ese antiguo conjuro que contiene mi nombre. Es la primera vez en doscientos años. Pero tengo que acudir.
  —Regresa pronto —dijo Foti con cara de enfado y con sus cuatro labios, dos de los cuales estaban colocados en el abdomen—. Si no lo haces, podrías encontrarme ocupada en otra cosa.
  El aire silbó detrás de Bifronte a su salida de las regiones infernales.
  El Dr. Moreno se sintió sorprendido e incluso aterrorizado cuando vio al Ser que su conjuro invocó dentro del globo. Él apenas había sabido qué esperar, y no les había prestado atención a antiguas imágenes y descripciones del Demonio, viendo en ellos sólo la demencia de las supersticiones medievales. Pero la constitución de esta criatura parecía increíble. Las dos caras de Bifronte se inflaban alternativamente en contra del interior del globo; y sus brazos, piernas, cuerpo y las numerosas otras partes se retorcían y achataban entre ellas convulsivamente en un furioso intento por escapar. Pero a través de la espesura del cristal y el poder del círculo que lo rodeaba, Bifronte estaba embotellado tan indefenso como cualquier Djinn aprisionado por Salomón. Al fin se resignó y comenzó a relajarse, flotando mientras tanto a mitad del aire para luego sentarse sobre la máquina eléctrica de Moreno. Como si se sintiera ya en casa, él curvó algunos de sus miembros alrededor de los varios pares de tenazas terminadas en electrodos, las cuales se proyectaban desde un enorme e intrincado mecanismo
  —¿Qué demonios quieres? —rugió. El cristal amortiguaba su voz, la cual era aún suficientemente audible. Su tono sugirió resentimiento y furia.
  —Quiero al Demonio —respondió Moreno—. Y presumo que tú eres él.
  —¿El Demonio? —cuestionó Bifronte—. Es verdad que soy un demonio, pero no el Viejo mismo. Existen miles como yo, como tú deberías saber si has leído los tratados de demonología. No soy el príncipe infernal sino un simple subordinado, si bien con poderes especiales de mi propiedad. Nuevamente, ¿qué quieres? ¿Dinero? ¿Mujeres? ¿Una senaduría? ¿La presidencia de tu torcida república? Sólo dilo, y yo concederé el deseo. Pues un asunto infernal me apremia a salir de aquí.
  —No puedes engañarme. Sé que eres el Demonio; el único en el universo, y no quiero ninguno de tus dones. Todo lo que quiero es curarte.
  Bifronte estaba asombrado.
  —¿Curarme? ¿De qué? Dime, en todo caso ¿qué clase de hechicero eres?
  —No soy un hechicero sino un psiquiatra. Mi nombre es el Dr. Moreno. Mi esperanza e intención es curarte de ser un demonio.
  Este doctor de locos debe estar él mismo loco, pensó Bifronte. Reflexionó. El rastro de su meditación sólo fue traicionado por el sardónico retorcimiento en la boca de su lado izquierdo.
  —Está bien, soy el demonio —confesó finalmente—. Pero acabemos con esto. ¿Qué pretendes hacer conmigo?
  —Someterte a un tratamiento de electroshock —anunció el doctor—. Un tratamiento especial de alto voltaje. Con seguridad es lo mejor para esquizofrénicos como tú.
  —¿Esquizo-qué? —rugió Bifronte—. ¿Piensas que soy un lunático?
  —Permíteme explicártelo. Hago uso del término esquizofrenia en su sentido literal, significando una personalidad dividida; y no como comúnmente es aplicado a varios tipos de desintegración psíquica o regresión. Me parece que eres una Deidad verdaderamente enferma. Tu enfermedad consiste en ser Satanás la mitad del tiempo. Un caso genuino de egos duales y alternantes. El Ser satánico es el que domina en el momento presente, de lo contrario me hubiese sido imposible invocarte. Pero pronto remediaremos todo eso.
  El demonio consideró oportuno ocultar su consternación. Él debe regresar al infierno tan pronto como sea posible para presentar un informe. Satanás, así lo creía, podría estar muy interesado en el Dr. Moreno.
   —Adelante pues con tu tratamiento —respondió—. En todo caso, ¿de qué se trata?
  —De electricidad.
  Bifronte asumió una expresión de un desaliento de doble cara.
  —Esa es una fuerza altamente peligrosa y destructiva. ¿Deseas aniquilarme?
  —El resultado debe se diferente en tu caso —dijo el doctor adoptando un tono más sosegado y profesional—. ¿Estás listo?
  Bifronte gesticuló un asentimiento bicéfalo. Moreno caminó cautelosamente fuera del círculo y se acercó al panel de interruptores y palancas colocados en la pared del laboratorio. Vigilando de cerca al demonio, comenzó a manipular una de las palancas. Las numerosas tenazas de la máquina en la cual Bifronte se había sentado cómodamente, se cerraron en varias partes de su anatomía, aplicando los electrodos a su piel. Un par de ellas, que hasta ahora habían estado ocultas, surgieron y se cerraron apretadamente sobre sus sienes.Moreno agarró firmemente uno de los interruptores y encendió el máximo voltaje. Luego, aún cauteloso, retornó al círculo protector.
  Una lluvia de chispas y rayos azulados saltaron desde la máquina dentro del globo. A pesar de las muchas tenazas que se habían cerrado sobre él, Bifrontese retorció y sacudió como un pulpo arponeado. El humo parecía derramarse desde su cabeza, cuerpo y miembros, cubriendo el aparato que lo tenía cautivo. Muy pronto, una nube marrón oscura, bullendo e hinchándose, había llenado el interior del globo, ocultando a la vista todas las cosas. La nube era algo queBifronte podía emitir a voluntad, como el fluido de una jibia. De hecho, ya que su naturaleza era en sí misma eléctrica, él había absorbido el terrible voltaje con sólo una leve incomodidad. La nube oscura era una pantalla necesaria para las tácticas que ahora pretendía poner en marcha.
  Quizás, Moreno pensó, el tratamiento se había prolongado lo suficiente. Podía repetirlo si fuera necesario. Emergiendo una vez más de su refugio mágico, apagó el interruptor y revirtió la palanca que había servido para manipular las tenazas. Nuevamente regresó al círculo. Luego de un intervalo de silencio, surgió desde el globo nublado una voz que no se parecía a la de Bifronte. Era al mismo tiempo suave y tronante. Para el oído inexperto de Moreno, esta sonaba como la voz que le habló a Moisés en la montaña.
  —Estoy curado —anunció—. Tú me has devuelto a mi Divinidad, ¡oh sabio y benéfico doctor! Pronuncia la fórmula de liberación y permite que me marche. El Infierno está abolido de ahora en adelante, junto con toda la maldad, pecado y enfermedad. El Demonio está muerto. Sólo Dios existe. Y Dios es bueno.
  Moreno estaba como en trance, creyendo que él había realizado tan pronto su esperanza profesional más anhelada. Apenas sabiendo lo que hizo, profirió la formula que liberaba a un espíritu aprisionado. Luego preguntó:
  —¿Te revelarás ante mí ahora? Así podré contemplarte en toda tu gloria.
  —Eso no puede ser —tronó la voz—. Mi gloria quemaría tus ojos por siempre. Esa es la razón de la nube con la cual me he rodeado.
  Luego de esto el globo estalló esparciendo sus fragmentos por los aires, cual si fuera alguna botella gigantesca de champán recién abierta. La nube liberada, alzándose en vastas y voluminosas olas, pareció esparcirse por todo el laboratorio en un instante. Bifronte, bramando de furia detrás de ella pero aún invisible, procedió a destruir todos los equipos de Moreno, como una docena de mandriles poseídos por la furia berseker. Mesas cargadas de bandejas fueron volteadas y reducidas a astillas; los estantes fueron tumbados con un impacto de incontables frasquitos y garrafas. Los tubos en espiral fueron retorcidos, doblados y desgarrados; pesados y aislados cables fueron quebrados como cuerdas. Los viejos volúmenes de magia, amontonados en una esquina, ardieron en llamas hasta devenir en cenizas en solo segundos. Un violento viento, que parecía venir de ninguna parte, sopló sobre las cenizas esparciéndolas por toda la habitación.
  Sólo Moreno escapó a la furia del demonio gracias a la protección del círculo. Él se agachó en el centro del círculo, farfullando y acobardado, mientras la nube pasaba a través de las ventanas cuyos paneles habían sido rotos. Varios de sus colegas, que fueron a visitarlo esa noche, lo hallaron aún agazapado en el piso destruido y desordenado. Él pareció no reconocerlos y obviamente se había trastornado. Sus murmuraciones parecían indicar una especie de manía teológica.
  Los colegas de Moreno sostuvieron una reunión improvisada por cuenta propia. Como resultado, Moreno fue trasladado gentil pero firmemente a la misma clase de institución a la cual él había enviado a tantos de sus pacientes. Sus amigos y colegas profesionales lamentaron la interrupción, y quizás el fin, de una carrera ilustre. La destrucción del laboratorio permaneció siendo un misterio. ¿Había tenido lugar una explosión causada por uno de los experimento de Moreno? ¿Había el mismo doctor destruido sus equipos en un estado de violencia maniaca? O, ¿debería considerarse lo sucedido como un acto de Dios?
  A pesar de estar aún echando chispas por la interrupción de su cita con Foti,Bifronte consideró que era su deber reportarse inmediatamente a Satanás a su regreso a los reinos inferiores. Encontró al Maestro de esa pintoresca región, ocupado en acariciar a una chica media desollada. El despellejamiento había sido hecho para hacer que las caricias sean más íntimas y más exquisitamente agonizantes.
  Satanás escuchó con gravedad el reporte del demonio sobre el Dr. Moreno. Sus delgados y artísticos dedos, con largas y puntiagudas uñas de pulido azabache, cesaron su ocupación; y una arruga como un triángulo negro apareció apareció entre sus luminosas cejas marmóreas.
  —Todo esto es muy interesante, y más bien desafortunado —dijo—. Sin embargo, te manejaste con un aplomo y presencia mental admirable. La situación debe estar del todo bajo control en tanto el Dr. Moreno permanezca en el manicomio en donde tú y sus colegas le confinaron.
  Hizo una pausa, y sus dedos reasumieron con aptitud ausente, la delicada raspadura de las regiones lumbares de su víctima.
  —Por supuesto, como entenderás, Moreno estuvo loco de remate desde el principio. Pero los lunáticos con una inclinación hacia la especulación pueden en ciertas ocasiones llegar muy cerca de ciertos secretos cósmicos bien guardados, y existen conjuros que incluso yo mismo debo responder y obedecer; por no mencionar el Nombre Impronunciable, el Shem-hamphorash, los cuales coartan y obligan al mismo Jehovah. Luego de que él se recupere de su presente estado de shock, Moreno será juzgado curado; y será liberado para que continúe con sus investigaciones y experimentos.
  Tal eventualidad debe ser prevenida permanentemente. Mi querido Bifronte, debes retornar inmediatamente a la tierra y vigilarlo. Tengo completa confianza en tus habilidades, y te confiero poderes plenipotenciarios. Todo lo que pido, es que mantengas a ese doctor bien endemoniado y legalmente demente hasta la hora de su muerte.
  Cuando Bifronte se marchó, Satanás convocó a sus principales tenientes ante él en los salones del Pandemónium.
  —Me ausentaré por un tiempo —les comunicó—. Hay ciertas obligaciones de una naturaleza urgente que me reclaman, y no debo posponerlas por más tiempo. En mi ausencia, dejo el gobierno del Infierno en sus competentes manos.
  Inclinándose mientras retrocedían, GorsonGoapZimimar Amaimon, señores de las cuatro zonas del infierno, salieron uno tras del otro, dejando a su príncipe a solas. Cuando ellos se hubieron marchado, él descendió de su trono esférico y pasó a través de muchos corredores y por retorcidas escaleras ascendentes hacia el pequeño postigo del Infierno. La puerta se abrió sin el toque de ninguna mano visible. Una larga túnica blanca pareció tejerse a sí misma rápidamente desde al aire alrededor de Satanás. Sus atributos infernales disminuyeron y desparecieron. Y la larga barba blanca del Elohim brotó y flotó hacia abajo sobre su pecho mientras él caminaba a través del umbral del Cielo.
 -

Fin



by 

Clark Ashton Smith

domingo, 9 de diciembre de 2012

refugio


Me desprendo de mi piel...lacero mi carne viva con cada recuerdo de lo que pude haber hecho y no fue...
destierro mis fantasmas a lugares donde puedan alimentar sus entrañas de miedos y miserias...
y asi ... desnuda de toda huella de lo que un dia fui...
me adentro en ti OSKURIDAD...
que no quiero saber de angustias ni amaneceres...tan solo quiero fundirme en ti...y en tus silencios hallar los ecos de mis latidos...
que me recordaran que sigo viva...y en soledad en tus brazos acogida...la eternidad sera dulce destino bienvenido...

domingo, 2 de diciembre de 2012

un demonio


un demonio enfilo sus pasos por oskuridad.
Durante días, semanas,años...que fueron como siglos, vago y vago por sus laberintos
conociendo cada uno de sus misterios,
se convirtió en oskuridad....se revistió de ella....
Hoy todo aquel que se aventura a conocer oskuridad se acaba encontrando con el...
unos le temen, y asustados huyen para no regresar jamas...
otros le respetan, y pese al temor tienen la valentía de continuar y seguir sus pasos...
y los menos...se adhieren a su piel, haciendo juntos este caminar por lo oskuro....
el demonio así ve con ojos nuevos cosas que ya conocía, pero de distinta manera...
bello transcurrir de acontecimientos que te inician en los conocimientos antiquísimos de la mano de un demonio diestro, firme e inflexible....pero a la vez próximo y protector...

viernes, 30 de noviembre de 2012

sine lumine pereo


Unos ojos que miran sin mirar...rodeados de aureola etérea, me atraparon en un magnetismo del que no quiero escapar...
gracia en el gesto...quebrada el alma...elegancia intemporal, así conforme su persona....frágil, sutil e inteligente y a la vez con una fuerza arrolladora y una presencia cautivadora...
sublime el pensamiento, exquisito el trato...me abre puertas a mundos que ni sospeche de su existencia, me convirtió en cuervo y centinela...
me cogió de la mano y en mi lazarillo fue dentro de esta oskuridad....
señor de muchas formas y mil nombres....para mi ..... sencillamente mi LORD.

lord de darkness


Señor de oskuros parajes
de misterios envueltos,
muchas son las batallas que tuvo,
formas espectrales le persiguieron
y de todas ellas invicto
mil veces salio ileso,
nombres legendarios le pusieron
para asi pasar a la historia.
Mi demonio....
sencillamente un lobo, un cuervo
mi lord....
lord de darkness....lord de oskuridad....

quien soy yo?


Que diferencia una vida de otra, porque puntos de vista tan dispares? Maneras de encarar las cosas, prioridades?
Hay detalles en los que no nos fijamos y que van calando hondo en nosotros, moldeando nuestra forma de ser. Aparte de las experiencias que acumulamos en nuestras vidas y la incidencia de las personas con las que nos cruzamos, los libros tienen un gran papel...moldean nuestra alma y expanden nuestra mente, todo aquello que hemos leído se acumula en nuestro saber consciente o inconsciente....
Películas que nos dibujaron modelos vitales a seguir, injusticias que denunciar, vidas de hombres y mujeres notables a quien imitar...
Noticias impactantes que no olvidaremos jamas, como si estuviesen gravadas en el corazón, atentados, desastres naturales, momentos decisivos de gente que no conociste jamas pero que la televisión hizo cercana...
Y la música...es como un marcador invisible de instantes de nuestra vida, aquellos en que fuimos capaces de ser plenamente conscientes por segundos quizás...
Todo este cocktail de circunstancias conformaron la persona que soy....pero realmente se quien soy?

cuando el mundo duerme


Cuando el mundo duerme y el silencio cae, como un manto de terciopelo, sobre cuanto en la faz de la tierra se encuentra, Oskuridad reivindica sus dominios....
Desde tiempo inmemorial el hombre sabe que no es bueno adentrarse en las sombras, por ello se recogen en sus hogares a la espera de que el astro sol , con el permiso del lucero del alba que le da la entrada, imponga su indurto....
El hombre siempre desconoció los peligros de Oskuridad....su imaginación dio vida a los mas variados y espantosos monstruos que pudiese crear, cuando en realidad, tal vez la bestia a vencer se encuentra dentro de ellos mismos y Oskuridad lo único que hace es darle la oportunidad de manifestarse. Únicamente los mas valientes, aquellos aguerridos aventureros, inmunes al miedo y con un corazón dispuesto a penetrar en los mas profundos misterios, se atrevieron a caminar por oskuridad....a su regreso eran personas transformadas, con una visión de las cosas que iba mas allá de la de sus coetáneos y el respeto y la admiración les acompañaron.....cuantos de vosotros seriáis capaces de adentraros en oskuridad? o tal vez es mas cómodo seguir soñando? llega oskuridad y nuestras mentes se rinden al dulce letargo en la tierra sin tiempo ni espacio que son los sueños....quisiera soñar en el día para alcanzar imposibles y vivir el sueño en la noche como mi realidad mas palpable....

miércoles, 14 de noviembre de 2012

la estacion


Esperando en la estacion del tiempo
veo llegar trenes cargados de cadaveres
amontonados, distantes, sin vida...
Nada de ellos me resulta inquietante
sus historias particules,
tan iguales entre ellas, no me distraen.
Sentada en el banco medito
y ante mi siento desfilar la vida
en cada tren que veo pasar.
Y yo...observadora pasiva
eternizo ese instante...
de quietud interior....

miércoles, 7 de noviembre de 2012

nostalgia


Recuerdos que se esconden
en los recovecos de lo cotidiano...
esperando pacientemente,
silenciosos, acechantes pretenden
tomar al asalto tu mente.

Nostalgia de las cosas
que no volverán a ser como eran
NUNCA JAMAS...

Nostalgia de esa gente
que formo parte de tu vida
y por muerte o azares del destino
no los tendrás de nuevo
NUNCA JAMAS...

Nostalgia de ti misma
de aquella niña ingenua
que paso su infancia
contemplando lunas
y no regresara
NUNCA JAMAS...

Nostalgia...Nostalgia...
sentimiento que me ayuda
a calibrar las cosas de este mundo
porque se alimenta de recuerdos
que resultaron vencedores
de los raseros del tiempo.

Me invita a perderme de su mano
por los oskuros laberintos del pasado
eterno bucle de instantes felices
para revivirlos una y otra vez.

Que tentación tan grande
y que grande el engaño
porque si pretendes hacerla
puerta de salida de un presente azorado
sera trampa incauta para ilusos,
durmientes o desesperados....

Dejo mecer mi alma por la nostalgia
y ante la tristeza de lo irremediable
de mi corazón emotivas lágrimas brotan
son silentes, pausadas y hondas...
lágrimas destiladas de un rosario de días
que conforman mi pasado....

martes, 6 de noviembre de 2012

ave fénix




Visión de cosas fútiles, que en grotesca comparsa,
desfilan ante mis ojos intentando desviar el curso del agua....
Centrarme quiero en las cosas importantes,
que he de seguir la ruta marcada para mi alma.
Prisionera de pasiones, de sueños imposibles,
me olvido de mi misma y de vivir en ocasiones.
Que este frío que me inunda no pertenece a este mundo,
presagio de glaciar beso de quien con ella a de llevarme
atravesando terrenos bardíos de soledades y sufrimiento...
para alcanzar la otra orilla, donde mis ojos serán otros
y mi corazón como ave fénix se consuma en fatua hoguera
y se convierta en estrella....

volar


Siempre intuí presencia angelical en mi vida,
mano invisible que dotaba a mi alma
de cuanto necesitaba para su crecimiento
para su calma....
supieron cruzar en mi camino
libros, echos, gentes
que enriquecieron mi mente con atino.
Momentos hubo en que sin hayar motivos
tentada estuve de abandonar,
cansada de tanto desvarío
de volcar todo mi cariño
en pozos vacíos.
Pero siempre me aferre
 a una pequeña esperanza
por débil que pareciese,
que obligada estaba
a vivir lo que viniese.
No es opción dejar este mundo
cuando nos defrauda, y nos duele
mucho hay por descubrir del otro lado
que vetado esta a los que en este estamos.
para conocer hay que morir
y siempre me negué a hacerlo,
así que de la vida aprendí
cuan de poco comprendí
de magia y misterios....
quizá llego ese momento
en que aniquilarme deba
impaciente por volar
deje mi mundo y desaparezca...

martes, 30 de octubre de 2012

kraken


Fue cuando advertí del árbol,
y ahora veo que me decía que vendría lluvia,
deje atrás el kraken, el ente que quiere sentirse que esta vivo
no quiere morir en el olvido...grita....aulla
como lobo herido
no como el que canta a la luna
el dragón de acero cuida de el
que no salga de su lugar que lo forjo
que no siga con su furia
y aun en el exterior sigamos con su batalla
camine hacia el exterior
después de furiosas embestidas de sus fauces de metal
la luz ya estaba en el okaso
allí deje las sombras que repteaban en las paredes
en los techos...quizás tristes
por mi ausencia
no había a quien asustar, a quien tocar
alcance a ver mi sombra, iba delante de mi
como si tuviera su propio camino
su ir al donde estar
decidí seguirla
el okaso se estaba convirtiendo en oskuridad
parecía un pozo profundo
al que se encaminaba
sentí como si fuera el camino que yo seguí una vez
el inframundo
es un relato de duendes de hadas
donde cada uno significa un sentimiento
o miedo de las historias
miedo a lo desconocido
a si mismo o miedo de la vida
los duendes tienen la función de cuidar
como lo hace el dragón
los pájaros invocar el fuego y cantar con los coyotes
los lobos obserban la luna es testigo
las gárgolas...silentes, el fénix es el fuego
un ave que invoca a no morir, a renacer y no cada 400 años
el cuervo en su volar observa
el demonio siente que vivió un segundo mas...en su oskuridad



TEXTO DE UN ......DEMONIO.

jueves, 25 de octubre de 2012

poema negro de CLAUDIO DE ALAS


Cuando moria, me enlazó en su brazo
cual un reptil de palpitante raso;
y con voz afiebrada y lastimera,
me dijo que cual última terneza,
y en recuerdo de toda su belleza,
me dejaba su blanca calavera...

Que robara a la hambrienta sepultura,
ese ultimo jirón de su hermosura,
que una lívida amante me sería,
y en mis horas, alegres o de duelo,
su alma, descendiendo desde el cielo,
a través de sus cuencas me vería...

Pasa el tiempo... El ave silenciosa
del recuerdo voló sobre su fosa,
llamándome a cumplir aquel pedido,
que cual lúgubre flor de sus amores,
me dejó en los postreros estertores,
temerosa a los lutos del olvido.


Y era una noche. Oscuridad y viento;
la lluvia desgarrando el firmamento;
batida en sus ramajes la espesura;
los jardines tronchados y barridos;
y del mar, el estruendo y los rugidos,
resonando a lo lejos con pavura...

Ardiente el corazón, los miembros yertos,
escalé la muralla de los muertos;
y pensando en la súplica postrera
de esa lívida novia del Misterio,
me perdí en el profundo cementerio,
porque iba a robar su calavera.

Por las calles desiertas y medrosas,
buscando en los letreros de las fosas,
llegué hasta su sepulcro solitario.
El viento en los cipreses sollozaba,
y la lluvia, furiosa, me azotaba,
cual queriendo arrojarme del osario.

De una lámpara sorda, bajo el brillo,
su mármol quebranté con un martillo.
Cual fatídico abismo, negro y hondo,
de la tumba la puerta entenebrida
abierta contemplé... De entre su fondo,
brotó una bocanada corrompida!
Y en lo profundo de la negra caja,
entre blancos jirones de mortaja,
la miré desleída y pestilente:
sepultadas sus formas y sus manos,
entre olas hirvientes de gusanos
que tragaban su carne lentamente.

En sus sienes, mechones de cabellos,
sus ojos ¡ay! como ninguno bellos,
convertidos en cuencas pavorosas;
en su boca, que fue roja granada,
una muda y horrible carcajada,
y su pecho en piltrafas asquerosas...

De su belleza, que radió cual astro,
no habia allí tan siquiera un rastro.
Era un informe y corrompido andrajo.
La miré contristado, mudo, inerte:
medité en los festines de la Muerte,
y me hundí en el sepulcro abierto a tajo.

Temblorosas, tendiéronse mis manos
al inmenso hervidero de gusanos.
Busqué de la garganta las junturas:
nervioso retorcí... Hubo traquidos
de huesos arrancados y partidos...
hasta que hollando vil las sepulturas.

Huí miedoso entre las sombras crueles,
creyendo que los muertos en tropeles,
levantaban su forma descarnada
corriendo a rescatar su calavera,
esa yerta y silente compañera
de la lóbrega noche de la Nada...

Eso pasó... fué ayer... Hoy, en mi mesa,
cual escombro final de su belleza,
helada, muda, lívida e inerte,
sobre mis libros en montón, reposa,
cual una gigantesca y blanca rosa,
que ostentase la risa de la Muerte.

Sus grandes cuencas, como dos cavernas,
me contemplan inmóviles y eternas.
Atónito, al mirarlas, me figuro
que su alma tal vez huya del Cielo,
para triste, silente y con anhelo,
mirarme allá, desde su fondo oscuro.

Entonces con amor llego hasta ella,
y cual si fuera, cuando viva y bella,
por sus huesos, mi mano se desliza:
siento de ansia el corazón opreso,
y en el instante en que le doy un beso,
me encuentro ¡ay! con su macabra risa.

Y allá, de la alta noche, cuando escribo,
ante su faz sintiéndome cautivo,
me parece que se abren sus quijadas,
y que en frases muy tiernas, temblorosas,
me pide que le diga blandas cosas,
como en noches amantes y borradas...

Y soñando, la veo transformarse
en la bella de entonces, y acercarse...
y sentirme yo suyo... y ella mía...
Más, al instante mi pupila advierte,
que no es sino la imagen de la Muerte,
que me contempla extática y sombría.

Ya llevan mucho tiempo estos amores...
Es ella quién conoce mis dolores,
los sueños todos de mi vida entera...
Ella me da la desnudez que viste,
y yo el cariño de mi alma triste,
teniéndola de novia hasta que muera.

Y cuando rompa de la Vida el lazo,
cual ella a mi, la enlazará mi brazo,
y antes que en mi redor todo sucumba,
le diré como frase postrimera:
-Acompañame, pobre calavera,
acompañame, amada, hasta la tumba!...

la muerta de Guy de Maupassant

¡La había amado desesperadamente! ¿Por qué se ama? Cuán extraño es ver un solo ser en el mundo, tener un solo pensamiento en el cerebro, un solo deseo en el corazón y un solo nombre en los labios... un nombre que asciende continuamente, como el agua de un manantial, desde las profundidades del alma hasta los labios, un nombre que se repite una y otra vez, que se susurra incesantemente, en todas partes, como una plegaria.Voy a contarles nuestra historia, ya que el amor sólo tiene una, que es siempre la misma. La conocí y viví de su ternura, de sus caricias, de sus palabras, en sus brazos tan absolutamente envuelto, atado y absorbido por todo lo que procedía de ella, que no me importaba ya si era de día o de noche, ni si estaba muerto o vivo, en este nuestro antiguo mundo.
Y luego ella murió. ¿Cómo? No lo sé; hace tiempo que no sé nada. Pero una noche llegó a casa muy mojada, porque estaba lloviendo intensamente, y al día siguiente tosía, y tosió durante una semana, y tuvo que guardar cama. No recuerdo ahora lo que ocurrió, pero los médicos llegaron, escribieron y se marcharon. Se compraron medicinas, y algunas mujeres se las hicieron beber. Sus manos estaban muy calientes, sus sienes ardían y sus ojos estaban brillantes y tristes. Cuando yo le hablaba me contestaba, pero no recuerdo lo que decíamos. ¡Lo he olvidado todo, todo, todo! Ella murió, y recuerdo perfectamente su leve, débil suspiro. La enfermera dijo: "¡Ah!" ¡y yo comprendí!¡Y yo comprendí!
Me consultaron acerca del entierro pero no recuerdo nada de lo que dijeron, aunque sí recuerdo el ataúd y el sonido del martillo cuando clavaban la tapa, encerrándola a ella dentro. ¡Oh! ¡Dios mío!¡Dios mío!
¡Ella estaba enterrada! ¡Enterrada! ¡Ella! ¡En aquel agujero! Vinieron algunas personas... mujeres amigas. Me marché de allí corriendo. Corrí y luego anduve a través de las calles, regresé a casa y al día siguiente emprendí un viaje.
*
Ayer regresé a París, y cuando vi de nuevo mi habitación -nuestra habitación, nuestra cama, nuestros muebles, todo lo que queda de la vida de un ser humano después de su muerte-, me invadió tal oleada de nostalgia y de pesar, que sentí deseos de abrir la ventana y de arrojarme a la calle. No podía permanecer ya entre aquellas cosas, entre aquellas paredes que la habían encerrado y la habían cobijado, que conservaban un millar de átomos de ella, de su piel y de su aliento, en sus imperceptibles grietas. Cogí mi sombrero para marcharme, y antes de llegar a la puerta pasé junto al gran espejo del vestíbulo, el espejo que ella había colocado allí para poder contemplarse todos los días de la cabeza a los pies, en el momento de salir, para ver si lo que llevaba le caía bien, y era lindo, desde sus pequeños zapatos hasta su sombrero.
Me detuve delante de aquel espejo en el cual se había contemplado ella tantas veces... tantas veces, tantas veces, que el espejo tendría que haber conservado su imagen. Estaba allí de pie, temblando, con los ojos clavados en el cristal -en aquel liso, enorme, vacío cristal- que la había contenido por entero y la había poseído tanto como yo, tanto como mis apasionadas miradas. Sentí como si amara a aquel cristal. Lo toqué; estaba frío. ¡Oh, el recuerdo! ¡Triste espejo, ardiente espejo, horrible espejo, que haces sufrir tales tormentos a los hombres! ¡Dichoso el hombre cuyo corazón olvida todo lo que ha contenido, todo lo que ha pasado delante de él, todo lo que se ha mirado a sí mismo en él o ha sido reflejado en su afecto, en su amor! ¡Cuánto sufro!
Me marché sin saberlo, sin desearlo, hacia el cementerio. Encontré su sencilla tumba, una cruz de mármol blanco, con esta breve inscripción:
«Amó, fue amada y murió.»
¡Ella está ahí debajo, descompuesta! ¡Qué horrible! Sollocé con la frente apoyada en el suelo, y permanecí allí mucho tiempo, mucho tiempo. Luego vi que estaba oscureciendo, y un extraño y loco deseo, el deseo de un amante desesperado, me invadió. Deseé pasar la noche, la última noche, llorando sobre su tumba. Pero podían verme y echarme del cementerio. ¿Qué hacer? Buscando una solución, me puse en pie y empecé a vagabundear por aquella ciudad de la muerte. Anduve y anduve. Qué pequeña es esta ciudad comparada con la otra, la ciudad en la cual vivimos. Y, sin embargo, no son muchos más numerosos los muertos que los vivos. Nosotros necesitamos grandes casas, anchas calles y mucho espacio para las cuatro generaciones que ven la luz del día al mismo tiempo, beber agua del manantial y vino de las vides, y comer pan de las llanuras.
¡Y para todas estas generaciones de los muertos, para todos los muertos que nos han precedido, aquí no hay apenas nada, apenas nada! La tierra se los lleva, y el olvido los borra. ¡Adiós!
Al final del cementerio, me di cuenta repentinamente de que estaba en la parte más antigua, donde los que murieron hace tiempo están mezclados con la tierra, donde las propias cruces están podridas, donde posiblemente enterrarán a los que lleguen mañana. Está llena de rosales que nadie cuida, de altos y oscuros cipreses; un triste y hermoso jardín alimentado con carne humana.
Yo estaba solo, completamente solo. De modo que me acurruqué debajo de un árbol y me escondí entre las frondosas y sombrías ramas. Esperé, agarrándome al tronco como un náufrago se agarra a una tabla.
Cuando la luz diurna desapareció del todo, abandoné el refugio y eché a andar suavemente, lentamente, silenciosamente, hacia aquel terreno lleno de muertos. Anduve de un lado para otro, pero no conseguí encontrar de nuevo la tumba de mi amada. Avancé con los brazos extendidos, chocando contra las tumbas con mis manos, mis pies, mis rodillas, mi pecho, incluso con mi cabeza, sin conseguir encontrarla. Anduve a tientas como un ciego buscando su camino. Toqué las lápidas, las cruces, las verjas de hierro, las coronas de metal y las coronas de flores marchitas. Leí los nombres con mis dedos pasándolos por encima de las letras. ¡Qué noche! ¡Qué noche! ¡Y no pude encontrarla!
No había luna. ¡Qué noche! Estaba asustado, terriblemente asustado, en aquellos angostos senderos entre dos hileras de tumbas. ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Tumbas! ¡Sólo tumbas! A mi derecha, a la izquierda, delante de mí, a mi alrededor, en todas partes había tumbas. Me senté en una de ellas, ya que no podía seguir andando. Mis rodillas empezaron a doblarse. ¡Pude oír los latidos de mi corazón! Y oí algo más. ¿Qué? Un ruido confuso, indefinible. ¿Estaba el ruido en mi cabeza, en la impenetrable noche, o debajo de la misteriosa tierra, la tierra sembrada de cadáveres humanos? Miré a mi alrededor, pero no puedo decir cuánto tiempo permanecí allí. Estaba paralizado de terror, helado de espanto, dispuesto a morir.
Súbitamente, tuve la impresión de que la losa de mármol sobre la cual estaba sentado se estaba moviendo. Se estaba moviendo, desde luego, como si alguien tratara de levantarla. Di un salto que me llevó hasta una tumba vecina, y vi, sí, vi claramente cómo se levantaba la losa sobre la cual estaba sentado. Luego apareció el muerto, un esqueleto desnudo, empujando la losa desde abajo con su encorvada espalda. Lo vi claramente, a pesar de que la noche estaba oscura. En la cruz pude leer:
«Aquí yace Jacques Olivant, que murió a la edad de cincuenta y un años. Amó a su familia, fue bueno y honrado y murió en la gracia de Dios.»
El muerto leyó también lo que había escrito en la lápida. Luego cogió una piedra del sendero, una piedra pequeña y puntiaguda, y empezó a rascar las letras con sumo cuidado. Las borró lentamente, y con las cuencas de sus ojos contempló el lugar donde habían estado grabadas. A continuación, con la punta del hueso de lo que había sido su dedo índice, escribió en letras luminosas, como las líneas que los chiquillos trazan en las paredes con una piedra de fósforo:
«Aquí yace Jacques Olivant, que murió a la edad de cincuenta y un años. Mató a su padre a disgustos, porque deseaba heredar su fortuna; torturó a su esposa, atormentó a sus hijos, engañó a sus vecinos, robó todo lo que pudo y murió en pecado mortal.»
Cuando hubo terminado de escribir, el muerto se quedó inmóvil, contemplando su obra. Al mirar a mi alrededor vi que todas las tumbas estaban abiertas, que todos los muertos habían salido de ellas y que todos habían borrado las líneas que sus parientes habían grabado en las lápidas, sustituyéndolas por la verdad. Y vi que todos habían sido atormentadores de sus vecinos, maliciosos, deshonestos, hipócritas, embusteros, ruines, calumniadores, envidiosos; que habían robado, engañado, y habían cometido los peores delitos; aquellos buenos padres, aquellas fieles esposas, aquellos hijos devotos, aquellas hijas castas, aquellos honrados comerciantes, aquellos hombres y mujeres que fueron llamados irreprochables. Todos ellos estaban escribiendo al mismo tiempo la verdad, la terrible y sagrada verdad, la cual todo el mundo ignoraba, o fingía ignorar, mientras estaban vivos.
Pensé que también ella había escrito algo en su tumba. Y ahora, corriendo sin miedo entre los ataúdes medio abiertos, entre los cadáveres y esqueletos, fui hacia ella, convencido de que la encontraría inmediatamente. La reconocí al instante sin ver su rostro, el cual estaba cubierto por un velo negro; y en la cruz de mármol donde poco antes había leído:
«Amó, fue amada y murió.»
Ahora leí:
«Habiendo salido un día de lluvia para engañar a su amante, pilló una pulmonía y murió.»
Parece que me encontraron al romper el día, tendido sobre la tumba, sin conocimiento.
FIN