

Cuando el astro rey declina y las sombras comienzan a alargarse, todo esta preparado en ese escenario de arena y duelo....en los corrales aguarda la bestia, el toro, ajeno al destino que le espera tras esa trampilla que se elevará y le dará salvoconducto a la plaza, a su minuto de gloria, donde demostrará si su nobleza esta por encima de su bestialidad y no sucumbe a dejarse llevar por la brutalidad de unos instintos que le encelan y le impulsan a la destrucción. Sobre la arena ya se simuló con todo detalle y la parsimonia que requiere el ritual, la entrada triunfal de aquellos que esta tarde tienen cita con la muerte. Cada uno de ellos camina airoso, erguido, envuelto en su capote..bien apretado para que la muerte no encuentre resquicio donde quedarse. Durante unos minutos tendrá lugar un baile entre el torero y la muerte, con pases, quiebros y capotazos que marcaran el ritmo de ese vals que durante siglos se ha ido configurando hasta la exquisita coreografía de nuestros días. Ellos saben de lo intranscendente de nuestras cuitas...cuando miras a la muerte a los ojos y sabes que un resbalón, un mal paso, una equivocación puede lanzarte a sus brazos entiendes que todo, todo es superficial, tan solo el duelo que mantienes con la muerte, tu solo, es lo que importa...y a fin de cuentas...que importa la vida? cuando el premio es alcanzar la gloria....saber de que están hechos los dioses....convertirte en el ultimo héroe como los clásicos griegos, el héroe que se enfrento a la muerte y volvió un poco mas sabio, un poco mas distante.....
Las cinco de la tarde era la hora....el circulo de arena el lugar.....y ya el toro araña el suelo con su pata delantera echando vahos de furia por el hocico a punto de arrancar para dar inicio al primer acto de esta tragedia.....
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